miércoles, 27 de marzo de 2013

Tú lo necesitabas, y yo también.

Y entonces te vi, ahí, en la ventana. Mirabas al horizonte con la mirada distraída y apagada.
Te observaba durante un largo rato, pero esta última vez no pude aguantarme las ganas de dirigirme hacia ti y darte un fuerte abrazo. Tú lo necesitabas, y yo también.
Me sumergí en tus brazos durante un largo rato, mientras mis ojos no podían parar de derramar lágrimas al ver que tú hacías lo mismo. No podía soportar verte así de triste, teniéndole que añadir cómo me sentía yo a raíz de todo lo que me había enterado esa misma tarde. En realidad no sé si sabrías el por qué de mis lágrimas, tal vez es posible que te hicieras una idea.
A pesar de todo yo sigo queriéndote. Te quiero mucho, demasiado... aunque sea en vano, ya que tú por ahora sólo tienes ojos para ella. Yo sólo quiero tu felicidad, conmigo se queda mi lamento.


No hay comentarios:

Publicar un comentario