Siento como unos ruiditos que llegan desde mi grande ventana... pequeños ruiditos, tal vez son piedrecillas lanzadas por alguien...
Entonces lo entiendo todo: eres tú, me estás llamando. Me estás pidiendo que me vaya contigo.
Me hallo en frente de ti. No sé qué decir, pero estoy feliz. Tengo mil preguntas que hacerte, pero no soy capaz de formular ninguna por muy simple que sea... sé lo que quiero, sólo eso, te quiero a ti.
Pero, al fin, soy capaz de decirte algo:
+ Pero, si nos vamos juntos, ¿de qué vamos a vivir?, yo no tengo nada que ofrecerte...
- Shhh, no te preocupes... tú eres todo lo que yo necesito, eres perfecta, lo tienes todo.
+ Pero... yo...
- ¿Y de qué viviremos?, de nuestro amor... te amo.
Sonrío. No puedo evitarlo... contigo me voy.
“Érase una vez un universo oscuro, un universo negro, un universo helado y matemático.
No se sabe por qué, dos estrellas se miraron y se enamoraron.
Tan grande y hermoso fue su amor que dejaron de describir infalibles órbitas elípticas para dibujarse tiernos corazones entrelazados.
Se querían tanto…, pero la distancia era grande, y no podían acariciarse ni besarse.
¡Si por un solo instante pudieran estar juntas! Pero eso estaba prohibido en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático.
Aun así no se resignaron a vivir separadas, alejadas por un denso y silencioso vacío; así que decidieron quebrantar la eterna ley del perfecto y ordenado universo. Con un cómplice guiño se salieron de sus órbitas convirtiéndose en dos estrellas fugaces, dirigiéndose a un mismo destino a la velocidad del deseo y el cariño.
Tan solo querían besarse; sabían que ése sería su primer y último beso, pero a pesar de ello continuaron vertiginosas su sendero suicida…, hasta que se encontraron, fundiéndose en un luminoso y bello abrazo de amor y de muerte.
Fue el precio que tuvieron que pagar por quererse en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático.
Ellas fueron las primeras, pero si alguna noche, mirando el cielo, ves una estrella fugaz, piensa que en algún lugar hay otra, que están enamoradas, y que aunque vivamos en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático, lograrán encontrarse, se besarán por un instante nada más y desaparecerán entre destellos de amor y ternura.”
Alberto Pisa Allué.
Estoy frente a ti, observándote, mirándote a los ojos... tal vez no te das cuenta, pero estoy pidiéndote a gritos que me ames.
Ven, dame tu mano, quiero recorrer el largo camino de la vida sólo contigo... pero ahora, en este momento, necesito que me beses.
Y te me vas, y te me vas. Y te me vas, como hoja que el viento se lleva sin mirar atrás. Y te me vas como gota de lluvia que al cielo no regresará... te me vas como un ave que emprende su viaje sin rumbo y lo sabe...
Te siento cada vez más lejos. Siento que, desde que está ella, mis esperanzas desvanecieron. No es lo mismo desde que ella se unió a nuestro grupito de amigos... siento que todo para mí ha acabado. Esto es cosa de dos y no se puede cuando hay uno solo, yo en este caso.
Al fin y al cabo, yo quiero tu plena felicidad... a pesar de que te amo como a nadie, a pesar de esto que llevo en mi alma y corazón. Quiero ver que sonríes, que te sientes bien... aunque yo me encuentre mal, sin ganas de vida... pues me conformo con tu bella amistad, con tu cariño, con nuestros momentos de risas... porque eso es lo que me llena, lo que me hace feliz y sentir bien... Ahora bien, no me imagino una vida si tu no estás... en ese momento preferiría no existir.
A ella yo no la odio, todo lo contrario. La admiro por hacerte sentir bien, lleno de vida... es bella, linda, con un bello cabello y sonrisa... pero sí que la envidio. La envidio por ser dueña de tu amor.
Te necesito. De la manera que sea, pero te necesito presente en mi vida.
Yo como sea tengo que continuar con mi camino... qué más puedo hacer.
Deseo que estés aquí, justo ahora, en este momento. Quiero que tus cálidas manos se vayan apoderando de cada centímetro de mi cuerpo.
Deseo que me beses, que me hagas sentir viva... que nuestros cuerpos se hagan uno sólo.
Deseo que estés por siempre a mi lado.
— ¿Y si soy fea?
— Eres hermosa como yo te veo
— ¿Y si estoy triste?
— Seré... un payaso
— ¿Y si engordo?
— Voy a romper el espejo
— ¿Y si envejezco?
— Voy a envejecer contigo.
— ¿Y si no quiero hablar?
— No te molestaré.
— ¿Y si me pongo aburrida?
— Te haré caritas para que estés feliz.
— ¿Y si ya no te amo?
— Voy a conquistarte todos los días.
Dime que me quieres, dime que me amas... soy capaz de dejarlo todo por ti. Y es que una simple frase sería capaz de hacerme completamente feliz, la persona más realizada.
No sé si tienes idea de cuánto te pienso, de cuánto te extraño, de cuánto te necesito... eres lo que más quiero. En cada momento, imagino que estás aquí conmigo, que me haces feliz, que me mimas... me besas, me abrazas o me dices cosas lindas al oído, mientras un enorme escalofrío recorre todo mi cuerpo y se apodera de mí... qué lindo es imaginar, qué lindo es que estuvieses aquí, ahora, en este momento.
Te cuento que he llegado a mi casa y me propones que me de un baño de espuma para relajarme... al rato, me dices que te vas a duchar... ¿qué estamos haciendo mal?...
¿Nos bañamos juntos?
